lunes, 27 de junio de 2011

Señorita

Quería seguir imaginando las noches
 con tu nombre junto a mi,
recordando las inocuas vértebras
 que se doblan amorfas para convertirnos en uno,
pero somos dos;
 señora ruege a dios,
y niege la existencia de la prohibición
en este mundo lleno de locos en los tronos
empapados de sangre de araña
y rocío de aliento mounstroso,
 aceitoso,
cerca de parecerse al de un oso
 atrapado en su sueño de invierno,
tapándose con cincuenta hojas secas
 que se tuercen al remercerce,
entre ríos de lava púrpura y frutas verdes.

Amor es lo que le falta a esta copa de vino,
nunca fuimos tan parecidos,
 y sí, en realidad,
correspondes a la luna...
¡Espera!,
¡tu dueña te llama!,
 alzandote un par de miradas solitarias,
entre dunas desérticas nfectadas de mierda mía....
¡Cómo podemos tolerarla!
disculpa mis sentidos y los llantos prohibidos,
¡los sin intención!,
los que alguna vez causaron un temblor,
los culpables de este sigiloso dolor.
-revienta un llanto-.

Tu también tienes una piedrecilla de culpa.

pero el sol me llama sólo a mi...

y yo sigo aquí, señorita.
esperando el momento de caer y crear mi casa bajo el mar.

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