El torrente de llanto en su falda montaña lujosa,
lleno de frutos y fúnebres miradas disfrazadas de alegría,
esconde la verdad que oculta la otra,
camufla el dolor que les causa al andar a los transeuntes,
sus víctimas.
El perdón del poder escondido en las alcantarillas,
putrefactas y por lo menos no les cobran impuestos,
si el mando es del mismo bando.
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