lunes, 9 de mayo de 2011

La pérdida

Me oyes escapar,
y no titubeas la mirada,
que indecisa en su costumbre de mirar al horizonte nublado
encuentra la montaña con su copa nevada.

Me oyes caer,
y ahí te quedas inmóvil,
creyendo que por lo empírico de mi hecho,
me podré levantar.
Y sigo ahí, descalzo y tumbado.

Entonces maldigo al cielo,
que te lanzó,
pero me arrepiento dos segundos luego,
cuando siento la tercera gota reventar
en medio de mis hemisferios.

Se escapó el destino contigo,
le quitaste mi máscara y te alejaste con éste,
para quizá ponerle el mismo traje que lucí cuando el volcan explotó,
pero que a nosotros no nos importó.

aquí vuelan las águilas,
y aquí sigo espectante,
de tu deseo escondido y tu tergiversada realidad.
Te tornas elocuente, y me tapo los oídos.
y caigo en el recuerdo de tu sexo sin memoria,
Y ahí, vuelvo a correr.

Al final
en medio del suspiro,
al termino del llanto,
a la caída de los muros,
miro a mi al rededor,
y me encuentro aquí,
recostado en el mismo lugar que partí,
en el mismo lugar que me encontraste,
pero hoy, sin mi identidad.

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